viernes, 12 de julio de 2013

Un clásico: Pastel de Cabracho como entrante veraniego

Hoy os vamos a hablar del Cabracho, un pescado cuyo color rojo y las espinas venenosas que cubren su superficie, le confieren un aspecto muy particular. Sin embargo, debajo de esas amenazantes espinas, se encuentra una carne fina y sabrosa, muy apreciada en gastronomía, ya que es exquisita para realizar todo tipo de caldos de pescado y, cómo no, elaborar el famoso Pastel o Púding de Cabracho, cuya receta os vamos a facilitar un poco más adelante. Pero antes, vamos a conocer un poco mejor este pescado.

El Cabracho  pertenece a la familia de los Escorpénidos y suelen ser de talla pequeña, sin superar, en la mayoría de los casos, los 2 kilos. También es conocido como rascacio, gallineta, escorpena o kabrarroka. Tal y como asegura la Fundación Española de Nutrición, se alimenta de moluscos, crustáceos y otros peces, y se puede encontrar en el Mediterráneo (exceptuando el Mar Negro) y en el Atlántico oriental, desde las Islas Británicas hasta Senegal. Suele permanecer en el fondo marino, entre 20 y 200 metros de profundidad, y también en zonas rocosas, y la mejor temporada de consumo va desde abril a septiembre.

Se trata de un pescado blanco semigraso y es una buena fuente de proteínas de alto valor biológico, además de vitaminas (del grupo B (B1, B2, B3, B6 y B12) y minerales, como potasio, fósforo y magnesio. Destaca especialmente la concentración de vitamina B12, beneficiosa para las funciones del sistema nervioso, corazón y cerebro.

Como decíamos, la forma de preparación más conocida de este pescado es el Pastel de Cabracho, un plato que se sirve como entrante o aperitivo y que resulta muy adecuado para la temporada estival. Su creación se atribuye al Chef Juan Mari Arzak, en los años 70, aunque se ha popularizado en todos los hogares. Os vamos a dar una receta muy sencilla.

Pastel de Cabracho

Ingredientes (para 4-6 personas):
Imagen: pequerecetas

• 1 Cabracho de aproximadamente 1 kg.
• 1 cebolla.
• 1 puerro.
• 1 zanahoria.
• 2 hojas de laurel.
• 1 vaso de vino blanco.
• Sal y pimienta (al gusto).
• 200 ml de nata.
• 5 huevos grandes.
• 3 pimientos del piquillo.
• 2 cucharadas de tomate frito casero.
• Mantequilla.
• Pan rallado.




Elaboración:

Se pone a hervir agua en una cazuela y se añade la zanahoria, el puerro, la cebolla entera, sal, pimienta, las hojas de laurel, un chorro de aceite de oliva y un poco de vino blanco. Se deja cocer durante 15 minutos y, pasado ese tiempo, se añade el cabracho y se deja cocer otros 15 minutos.

A continuación, se saca el cabracho y se limpia, quitando piel y espinas, y se desmiga.

Se reserva el caldo, ya que puede utilizarse para un arroz o para una sopa, y en la misma cazuela donde se ha cocido el cabracho se echa la nata y se calienta a baja temperatura durante 5 minutos. Se añade un chorrito del caldo reservado y se aparta del fuego.

Se trituran los pimientos del piquillo, se baten los huevos y se mezclan con el tomate frito y los pimientos. Se añade toda la mezcla a la nata caliente. 

A continuación, se añade el cabracho desmigado y probamos para rectificar de sal y pimienta. Se bate todo hasta lograr una pasta fina que quede como un paté.

Se unta un recipiente apto para el horno con mantequilla y se espolvorea con un poco de pan rallado. Se vierte la mezcla del pescado en el molde y se hornea unos 40 minutos a 180ºC.

Finalmente, se saca del horno, se deja enfriar y se desmolda.

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