Lonja de pescado de Águilas (Murcia) |
¿Os habéis preguntado alguna vez cómo es el camino que recorre el pescado desde que entra en las redes de los pescadores hasta que llega a las pescaderías donde lo compramos? ¿Quién decide qué pescado llega a cada lugar? ¿O cómo se fija el precio al que se va a vender? En muchos casos, la respuesta se encuentra en las lonjas de pescado, y de eso os vamos a hablar hoy.
Esta semana nos hemos ido a visitar una lonja, concretamente la del municipio murciano de Águilas, y hemos seguido de cerca este curioso proceso en el que los pescados y mariscos se exhiben a la espera de ser comprados por pescaderías, restaurantes, representantes de tiendas, etc. ¡Vamos a conocerlo!
Esta semana nos hemos ido a visitar una lonja, concretamente la del municipio murciano de Águilas, y hemos seguido de cerca este curioso proceso en el que los pescados y mariscos se exhiben a la espera de ser comprados por pescaderías, restaurantes, representantes de tiendas, etc. ¡Vamos a conocerlo!
La llegada de los barcos a puerto
Son las 5 de la tarde y los primeros barcos empiezan a llegar a puerto después de haber pasado todo el día faenando. Los que vemos son barcos de arrastre que traen gambas, cigalas, salmonetes, rapes, merluza, gallopedros, rascacias, calamares y otras muchas variedades.
Al ser la pesca del día, las capturas llegan conservadas en cajas con hielo, sin ningún tipo de tratamiento, a excepción de las medidas de higiene necesarias para que el pescado llegue en óptimas condiciones de consumo.
Las descargas pasan directamente a la lonja, el punto de encuentro de pescadores y compradores, que es donde se produce la subasta, un evento público al que, desde López Astorgano, os recomendamos acudir si tenéis la oportunidad porque es muy curioso. La subasta se produce a la baja, es decir, se parte de un precio máximo y éste va bajando hasta que alguien se interesa y detiene la subasta. Pero vamos por partes.
El primer paso es la clasificación del pescado y el marisco, por especies y tamaño, y su identificación con los datos de cada barco pesquero. A continuación, las cajas clasificadas pasan a una cinta en movimiento, situada enfrente de la grada donde se ubican los compradores. Junto a la cinta hay unas pantallas donde aparece toda la información de cada caja de pescado, así como el precio de salida. Los compradores están provistos de unos mandos a distancia con los que detienen la subasta cuando el precio les resulta de interés. Quien pulsa el botón primero se lleva la caja de pescado o marisco.
Antiguamente, las subastas se hacían de viva voz. Los compradores se situaban junto a las cajas del pescado y los “subasteros” iban cantando los precios a la baja hasta que alguien compraba. Las nuevas medidas de higiene para garantizar la trazabilidad del pescado obligan a que ahora se lleve a cabo desde las gradas y con unas metodologías más avanzadas.
Los precios dependen de muchos factores: desde el tamaño de las capturas a la cantidad disponible en cada momento, pasando por el día de la semana. Una vez finalizada la subasta, los compradores pasan a recoger sus adquisiciones, muchas de las cuales estarán esa misma noche en las cocinas de los restaurantes como parte del menú: un pescado o marisco fresco de lo más saludable.